jueves, 16 de abril de 2009

Las coníferas, esenciales para dar forma al jardín



Las coníferas existen en toda clase de formas y medidas. Y si por sí solas no crecen tal y como nosotros queremos, simplemente las remodelamos. Muchas variedades se dejan podar con todo tipo de contornos y siluetas. Como esferas, bloques o columnas, estas especies dan forma al jardín, convirtiendo así cada creación en un emocionante juego de líneas. Además, el ambiente que quedará en nuestro rincón verde siempre expresará cierta distinción.

De una manera u otra, las coníferas siempre han fascinado al hombre, especialmente a aquél que es aficionado a la jardinería y las plantas. Desde hace siglos se mejoran y se seleccionan las variedades, y cada vez salen nuevos ejemplares al mercado.

Columnas con un aire mediterráneo

Uno de los aspectos que los cultivadores siempre han querido mejorar es la forma de columna. En todo el Mediterráneo las coníferas muy estrechas y erguidas forman una parte importante del paisaje. Muchos lugares de los países mediterráneos quedan dominados por estos impresionantes cipreses esbeltos. Se dice incluso que éstos, a lo largo de la Vía Apia en Roma, simbolizan dos manos orantes hacia el cielo. Tal vez de ahí haya surgido el nombre de 'árbol de la vida' que se emplea para designar a algunas coníferas.

Para un jardín privado estos árboles son demasiado grandes. Pero no te preocupes, ya que existen numerosas variedades que tienen el mismo crecimiento estrecho y erguido, y que no se pasan de la raya en cuanto a la altura. Algunas muy bonitas son el ciprés de California, de color azul turquesa (Chamaecyparis lawsoniana 'Columnaris'), y su variante verde amarillento (Ch. lawsoniana 'Golden Wonder').

Coníferas podadas

Una buena idea para el jardín es situar dos coníferas iguales con forma de columna a ambos lados de la puerta principal. Incluso es posible ponerlas en una gran maceta en la terraza o el balcón.

Lo mismo se puede hacer con los ejemplares que se encuentran como una pequeña esfera en un pie. Para mantenerlos en buena forma en el sentido más literal de la palabra, sí que hace falta recortarlas con regularidad. Si no se hiciera, con el paso del tiempo perderían su silueta redondeada.

Inspiración en libros de jardinería

Por supuesto, las otras formas en que se hayan podado las coníferas también se deben cuidar. Ahora bien, no permitas que esto constituya un impedimento para experimentar con ellas. Quien abre un libro de jardinería cualquiera, enseguida verá lo bonito que puede ser un jardín con estas especies contorneadas en bloque o esfera. Y no hay que olvidar tampoco las pirámides y los conos, como el (falso) abeto enano Picea glauca 'Conica', de color verde claro.

Los libros con antiguos jardines históricos están repletos de ejemplos semejantes. Si empiezas a experimentar con la poda de estas especies, crearás un entorno muy acogedor, con un claro guiño a la rica historia de la jardinería.

Para todas estas coníferas en forma vale en realidad un solo consejo: hay que partir de variedades que sean aptas para podarlas en un modelo determinado. ¡No todas se dejan manipular! Algunas variedades muy aptas son el tejo (Taxus), la tuya (Thuja occidentalis), y el Cupressocyparis leylandii. Todas ellas tienen pocas exigencias y las dos últimas son resistentes incluso al viento del mar.

A ras del suelo

Para pasar de un extremo a otro: las coníferas también pueden crecer a ras del suelo, como planta tapizante. Incluso existen variedades que más o menos se pueden pisar. Un ejemplo bonito es el enebro rastrero (Juniperus hor. 'Wiltonii'). Aplicando las formas de columna erguidas, junto con estas variedades de crecimiento plano, obtendrás unas combinaciones impresionantes.

Es otro ejemplo más de cómo se puede crear un ambiente especial en el jardín con estas especies. Quien dé rienda suelta a su imaginación, podrá dar forma a su parterre con todos estos bloques, esferas y columnas.

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