sábado, 9 de mayo de 2009
Rododendro
Rhododendron, del griego rhodon -rosa- y dendron -árbol-, es un arbusto de hoja perenne perteneciente a la familia de las ericáceas y originario de Extremo Oriente. En Europa alcanzó su esplendor como planta ornamental en la segunda mitad del siglo XIX. El género agrupa aproximadamente 800 especies, todas ellas de una elevada utilidad decorativa que, junto a las rosas, son los arbustos de flor más populares.
Sus hojas son verde oscuro, ovaladas, muy similares a las del laurel y las flores oscilan entre una amplia gama de tonos. Su floración suele tener lugar entre primavera y verano. Aunque algunos no superan los 50 cm. de altura, otros pueden llegar a alcanzar 3 metros, por ello son requeridos para proteger casas y terrazas.
Para un perfecto estado
El rododendro necesita para su óptimo desarrollo unos cuidados básicos:
Es preciso que se halle en suelos ácidos. Lo habitual es que el pH sea 5, aunque hasta 7 podrá sobrevivir. El terreno tiene que conservarse continuamente húmedo y ha de gozar de un buen drenaje.
Resiste muy bien un extenso abanico de temperaturas, aunque en casos extremos- tanto de frío o calor-, le provocaría la muerte. En invierno soporta hasta 0º y en verano 26º aproximadamente, con lo cual en los meses más cálidos se recomienda que esté a la sombra. El resto del año lo situaremos al sol.
Hay un abono especialmente indicado para plantas de suelo ácido, y además se debe agregar a la tierra quelato de hierro; con una cucharada bastará para regular el pH y evitar el riesgo de algunas enfermedades, como la clorosis.
En los casos en que lo queramos trasplantar de maceta, es conveniente dejar acabar la floración, que dura unos 20 días, para no perjudicar su crecimiento. Se recomienda abonar la tierra dos veces al año, normalmente se hará en primavera y otoño.
El riego es aconsejable que sea muy continuo y con agua sin cal; la más apropiada es la de lluvia. Pulverizaremos las hojas en los meses de verano, con cuidado de no mojar las flores.
No se podan, ya que motivaría una disminución en el número de flores en sucesivas temporadas. Sólo se permite hacerlo para retocarlas ligeramente y siempre después del proceso de floración.
Cómo se reproduce
La multiplicación de esta planta puede realizarse mediante:
Estacas: se enraízan con las estacas. Es el sistema más habitual de propagar los rododendros. El factor primordial es la temperatura, por ello es recomendable que se realice en invernaderos. Su crecimiento suele ser rápido y de calidad con este método.
Semillas: han de recolectarse cuando comienzan a abrir las cápsulas y se plantan en el invernadero entre el invierno y la primavera. Si las vamos a tener mucho tiempo almacenadas, ha de ser en un lugar seco. Para un resultado perfecto, es muy importante tener en cuenta factores como la temperatura y la ventilación. Crecen lentamente.
Injerto: tras practicarles el injerto, es preciso dejarlas reposar con una intensa humedad y una temperatura que fluctúe alrededor de los 20º. A medida que se van fortaleciendo, se trasplantan al suelo ácido donde germinan durante dos años.
Acodos: consiste en enterrar una planta sin separarla de la "madre" hasta que produzca raíces. En ese momento ya podremos desligarlas.
Cuidado con las enfermedades
El rododendro es muy susceptible de padecer plagas o trastornos. Entre las más frecuentes nos encontramos con la clorosis férrica -es debida a la escasez de hierro en el suelo y se combate aplicando quelatos de hierro-, la lepra -origina ampollas y un trastorno en el color de las hojas- y la acción de ciertos hongos, que consiguen pudrir las flores.
Respecto a las plagas, pueden producirse por multitud de insectos y parásitos como los gorgojos, orugas, cochinillas o la araña roja. Se recomienda el uso de acaricidas o insecticidas. En cuanto a los hongos, sus síntomas son una elevada sequedad, así como descomposición en las hojas. Han de combatirse con fungicidas.
Anota estas curiosidades
Los posos de café actúan como excelente abono para los rododendros y, en general, para las plantas que requieren suelo ácido.
Si las flores no se abren es porque hemos regado demasiado. Es mejor dejar descansar al arbusto.
Contiene un alto grado de toxicidad en sus componentes.
Se recomienda su uso como estimulante respiratorio.
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