domingo, 1 de febrero de 2009

CUIDADO DE LAS PLANTAS CRASAS



Las plantas crasas se encuentran en los climas más inhóspitos de la tierra, como en los desiertos, donde tan solo sobreviven aquellas que son capaces de guardar para mañana las pocas gotas de agua que puedan llegar hoy. Son muy ahorrativas, y por ello han desarrollado una fisonomía capaz de albergar agua para mucho tiempo (en sus hojas, troncos o vástagos) ya que morirían si tuvieran que esperar a la próxima lluvia. Crecen en climas donde las estaciones seca y húmeda están muy bien diferenciadas.

Para cultivarlas debemos conocer bien sus necesidades, ya que requieren muchos cuidados en su período de crecimiento: luz, agua y nutrientes, pero debemos saber cuándo es el momento de parar, pues inician su reposo.

Resistentes a plagas y enfermedades
Por lo general, son bastante resistentes en lo que a enfermedades se refiere, si bien es cierto que es directamente proporcional a la compañía que tengan. Si se encuentran agrupadas en distintas especies el riesgo aumenta, también cuando el clima en el que se desarrollan es distinto al de su hábitat natural.

Son susceptibles de podredumbre, por ello el riego ha de ser escaso. La plaga más peligrosa para ellas es la cochinilla algodonosa. Es fácil de detectar, por lo que antes de adquirir una planta debemos revisarla. Es posible que se encuentre en las raíces: sacaremos la planta para comprobarlo. Es caso de que el examen sea positivo, lo primero que debemos hacer es aislar la planta de las demás, colocarla en un lugar ventilado y proceder a su limpieza. También son susceptibles del ataque del pulgón y la araña roja.

Para prevenir existen algunas directrices a seguir:

• Muy escaso riego en invierno, ya que, en esta época, el agua tiene muchas dificultades para su evaporación. No es el caso si está en un ambiente con calefacción. En todo caso, lo ideal es dejar que el sustrato se seque completamente antes de volver a regar.

• El sustrato a utilizar no debe ser rico en materia orgánica, arcilla o nitrógeno.
• La iluminación ha de ser abundante y uniforme.

Mejor que falte riego
La falta de riego tiene en las plantas crasas unos síntomas muy definidos: cambio de color y arrugas. De inmediato solucionaremos el problema. Sin embargo, el exceso no presenta ningún síntoma externo, por lo que la planta morirá sin remedio. Lo más acertado es la moderación. En invierno regaremos cada tres semanas aproximadamente, y en verano, cada uno o dos días y a las horas del día en las que la temperatura es más fresca.

Aloes, ágaves, euforbias, beaucarneas... y un sinfín de especies forman este insólito grupo de vegetales que tanta curiosidad despiertan entre las personas. Existen enormes colecciones. Rodearnos de ellas nos recuerda la fortaleza de la naturaleza, y su eterna lucha contra la adversidad.

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