sábado, 14 de febrero de 2009

PLANTAS CARNÍVORAS



Obligadas por la propia naturaleza, algunas especies vegetales tuvieron que evolucionar para cubrir sus necesidades básicas convirtiéndose en auténticas 'máquinas' de matar. Son un claro ejemplo de la capacidad que tienen algunos seres vivos para adaptarse y sobrevivir en condiciones extremas. El Real Jardín Botánico de Madrid ofrece la oportunidad de ver reunidas en una exposición algunas de esas especies denominadas 'carnívoras'. Tusplantas.com no quiso perder la oportunidad de ser testigo directo de su voracidad.

El problema que obligó a algunas especies a buscar su sustento, además de en el suelo, en los animales, principalmente insectos de su entorno, fue la carencia de nitrógeno, a través del cual son capaces de elaborar proteínas. Por regla general, las plantas que han desarrollado la habilidad de atrapar a otros seres vivos viven en lugares pantanosos y turbosos, dónde el nitrógeno es un elemento escaso.

Los insectos quedan reducidos al esqueleto después de caer en las trampas y ser digeridos por sus encimas digestivas. Darwin las llamó plantas insectívoras cuando apenas se sabía nada de ellas; pero es más apropiado hablar de carnívoras, ya que pueden alimentarse también de crustáceos o incluso de pequeños mamíferos.

Métodos de captura

Actualmente se conocen aproximadamente 500 especies de plantas carnívoras, repartidas entre nueve familias. Todas ellas utilizan alguno de estos procedimientos para atrapar a los insectos:

• Fosa: Poseen una especie de jarras, a modo de contenedor, en cuyo fondo almacenan agua y fluidos digestivos. Los insectos son atraídos hacia su interior, y una vez dentro ya no hay escapatoria.
• Papel matamoscas: Es la técnica que utilizan las droseras, la especie más común de carnívoras. De las hojas salen una especie de pelillos. Éstos segregan una sustancia pegajosa que se queda en los extremos bajo la apariencia de gotas de rocío, a la que quedan adheridos los visitantes curiosos.
• Vejigas: Están debajo del agua. Se hinchan cuando un insecto o un pez muy pequeño se acercan a ellas, engulléndolo para después digerirlo.
• Bisagra: Sus hojas se han convertido en un cepo que se cierra en cuanto algo entra en contacto con sus 'pelos disparadores'. Tiene espinas en los bordes y para un insecto es prácticamente imposible escapar una vez que se ha cerrado. Cuando la víctima ha sido digerida, el cepo vuelve a abrirse a la espera de que otro bicho incauto caiga en la trampa.

Cómo se mueven

Resulta intrigante descubrir cómo han desarrollado esa increíble habilidad para moverse, algo que, de producirse en cualquiera de las plantas de nuestro jardín, dispararía en nosotros una enorme preocupación, cuando no un tremendo susto. Pero no todas las carnívoras tienen esa capacidad.

Según el método de captura, podemos dividir a las carnívoras en dos grupos: las activas y las pasivas. Las últimas atraen a los insectos por medio de néctares y colores vistosos. Éstos caen en el depósito donde se encuentran los jugos digestivos gracias a lo resbaladizo de la superficie o a unos pelos orientados hacia el interior.

Las otras, las activas, pueden realizar movimientos extraordinariamente rápidos. Evidentemente, no tienen músculos, al igual que el resto de plantas; por eso han perfeccionado dos tipos de técnicas para realizarlos.
La primera es la que utiliza la Venus Atrapamoscas (Dionaea Muscipula). El cepo se cierra mediante cambios en la presión del agua interna, provocados por los pelos disparadores que se activan por contacto. La otra forma consiste en el crecimiento celular. En los pelos de las Rocíos de Sol (Droseras), las células de un lado crecen, mientras que las del otro encogen, cerrándose sobre la víctima, que queda atrapada.

Cómo cuidarlas en casa

Son muchas las variedades que existen de plantas carnívoras. Por eso es difícil describir de forma general cuáles son los cuidados que necesitan. En cualquier caso, y como ocurre con el resto de plantas, hay que procurar imitar en lo posible su hábitat natural.

Dependiendo de si se trata de una variedad tropical o no, necesitarán más o menos sol, aunque lo normal es que gusten de bastante luz, preferiblemente durante aquellas horas en que los rayos de sol llegan con menor intensidad.

Lo mismo pasa con la temperatura, ya que algunas -Dionaea y Sarracenia- tienen que hibernar necesariamente cada año, función que puede producirse perfectamente en el frigorífico. Todas necesitan alta humedad ambiental, pero hay que procurar renovar el aire (en el caso de utilizar un terrario) cada cierto tiempo, porque sufren fácilmente la aparición de hongos. Las partes secas de la planta también pueden provocar problemas con hongos, por lo que habrá que cortarlas.

Un lugar muy recomendable donde colocar una carnívora es el alféizar de una ventana orientado hacia el sur; y, en cuanto a los riegos, éstos tienen que ser frecuentes, manteniendo el sustrato siempre húmedo.

Estas plantas tienen un enorme atractivo entre las variedades exóticas. El cultivo, al contrario de lo que pudiera parecer en un principio, y dependiendo de la variedad, no es más complicado que el de cualquier otra planta. Se trata, al fin y al cabo, de una posibilidad más para el aficionado a la jardinería, eso sí, con un atractivo añadido ciertamente especial, y, por qué no, algo inquietante.

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